El lenguaje consciente II: Las distorsiones
Continuaré con la descripción de cómo nuestros comportamientos son determinados en gran medida por nuestro lenguaje que ya comenté en el artículo https://familiaycoaching.com/2010/04/el-lenguaje-consciente-i-las/
Otra de las claves por las que la comunicación se puede hacer más fluida es tomando conciencia de las distorsiones que acompañan a algunas palabras.
Distorsionar es, en definitiva, dar una interpretación de un hecho o palabra. ¿Y cuándo se está interpretando creyendo que se está narrando la situación?En muchas ocasiones. Esta anécdota que escuché hace muchos años y que comparto con mi hijo y sus amigos os puede dar luz sobre este tema.
«Estábamos, una amiga y yo, dentro de la cabina de información de una estación de Renfe en Madrid. Acompañábamos a la persona que trabajaba allí. En un momento vimos acercarse muy rápidamente a un hombre que con voz entrecortada y casi sin respirar dijo:
– ¿Por dónde sale el tren?
– La informadora contestó: por la vía señor, por la vía
El hombre sorprendido por la respuesta preguntó finalmente por un tren concreto, con el destino y la hora. Así pudo obtener la respuesta que estaba buscando y llegar al tren»
Quizá no fue la respuesta esperada por el hombre. La trabajadora podría haber indagado con una pregunta como, ¿qué tren desea tomar? o ¿hacia dónde se dirige? En este caso, la finalidad era hacerle ver que los datos que daba eran incompletos, una forma de retarle. Desde esa perspectiva el efecto fue fulminante.
Ambas salidas se realizan en un proceso de coaching. Se indaga con preguntas para extraer la información que hay en la profundidad, o bien se reta al cliente para que pueda tomar conciencia de dónde se está posicionando.
Cuanta más información ordenada seamos capaces de dar a un interlocutor con más facilidad obtendremos el resultado deseado. Otra opción, en vez de preguntar, sería haber interpretado cuál era el tren que el hombre quería encontrar, sin preguntar. Y quizá hubiésemos acertado, o quizá no.
Imaginar lo que otro quiere decir tiene sus riesgos. Muchas de nuestras frases se valen de presuposiciones, afirmaciones que hacemos de algo que suponemos previamente (en base a nuestra forma de ver el mundo). A esto se añade también cuando creemos adivinar lo que el otro está pensando o sintiendo. De esta manera, se dan dos conversaciones, la externa y la interna. En nuestra mano está tener presente qué decimos y cómo lo decimos para conseguir que ambas estén en consonancia.
¡Animaté, me encantaría recibir alguna anécdota similar!
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